Club, porque nos interesa la idea de reunirnos por una pasión común en un espacio libre, donde manifestar nuestras opiniones artísticas, literarias o simplemente relacionarnos desde una mirada poética.
Atlético, porque el arte y la poesía son un ejercicio, una práctica. No son simples iluminaciones o inspiraciones que vienen y van, sino que requieren un trabajo, constancia, dedicación. Entonces Un Club Atlético en el cual ejercitar tanto la creatividad como el oído, a partir de la experiencia artística.
de Poetas, porque creemos que la poesía está en todas partes, no como un género literario, sino como una forma de mirar e interpretar la vida. Hay poesía en la literatura, en la música, en el canto, en las fotos, en el cine, en el teatro, en una pintura o en una danza, cuánto mas en todo lo que nos rodea, si sabemos mirarlo.
Por eso Club Atlético de Poetas abre su espíritu a todos aquellos que se sientan atraídos por esta propuesta.
domingo, 3 de febrero de 2013
PARADA POÉTICA
CADÁVER EXQUISITO JAMMING ERRANTE
Se remueven las emociones
Busco un Náhuatl en las entrañas del tiempo
con la punta del lápiz
Sí, lo sé, sobre mí caerá un atardecer
El ajedrez de tu pecho se llora
y van ciegas las nubes, como barcas perdidas y la muerte del mundo cae sobre mi vida
No sé, tal vez, la herida vino y dijo lo que sin saber no podíamos escuchar ó
la palabra: principio y fin
perdida, pérfida, perdigón
están, ir, venir, sentir
busca en estas paredes tu palabra
envuelta en desnudo
vibrante, la miel viene a mis labios
cayendo por treguas inexistentes
y entonces me encontró la neblina
un pájaro que insiste en la cintura, levanta vuelo
Nota: Cadáver exquisito construido la noche del jueves 31 de mayo en el Ateneo de Caracas, por los poetas participantes y público en general
Nota: Cadáver exquisito construido la noche del jueves 31 de mayo en el Ateneo de Caracas, por los poetas participantes y público en general
I
Espero al poema
como aguardo el placer al inicio de la cópula,
lentísimo, fértil.
Espero al poema atisbando su llegada
en el ápice mismo donde cruje
y levanta las alas.
Espero al poema adviniéndome,
pulsándome desde el vacío mental,
demorándose bajo la red de mis nervios
inmóviles como la página blanca
que me arde en los labios.
Espero el poema, su olor difícil
en la pulpa del deseo,
su ráfaga entre las grietas de la atención,
su pausa virgen que la letra goza.
Espero al poema con los ojos de mi madre,
ávidos desde la muerte.
Armando Rojas Guardia
La nada vigilante
Espero al poema
como aguardo el placer al inicio de la cópula,
lentísimo, fértil.
Espero al poema atisbando su llegada
en el ápice mismo donde cruje
y levanta las alas.
Espero al poema adviniéndome,
pulsándome desde el vacío mental,
demorándose bajo la red de mis nervios
inmóviles como la página blanca
que me arde en los labios.
Espero el poema, su olor difícil
en la pulpa del deseo,
su ráfaga entre las grietas de la atención,
su pausa virgen que la letra goza.
Espero al poema con los ojos de mi madre,
ávidos desde la muerte.
Armando Rojas Guardia
La nada vigilante
PARTE / ENRIQUE SALUSTIANA
PARTE
Quiero un guerra con muertos,
fragmentos humanos,
vísceras.
Con misiles,
aviones bombarderos,
minas, metrallas.
Quiero dos bandos y sus aliados.
Soldados mutilados,
degustados sin aliento
por las moscas,
los perros,
los gusanos.
Quiero un festín de llantos putrefactos.
Ciudades devastadas,
selladas por las costras
cuyo coro ruega clemencia
ante el exceso.
Quiero el horror
defecando sobre aquel cuyos hijos
se los tragó un cálculo mal hecho.
Campos sembrados con cruces, lápidas,
en donde nunca germinarán las almas.
Quiero una guerra justificada en nada
pero guerra al fin.
Y no un fin de semana fallecido,
borrado en balas
cuyas bajas
superen aquellas de una estúpida guerra.
Enrique Salustiana
Quiero un guerra con muertos,
fragmentos humanos,
vísceras.
Con misiles,
aviones bombarderos,
minas, metrallas.
Quiero dos bandos y sus aliados.
Soldados mutilados,
degustados sin aliento
por las moscas,
los perros,
los gusanos.
Quiero un festín de llantos putrefactos.
Ciudades devastadas,
selladas por las costras
cuyo coro ruega clemencia
ante el exceso.
Quiero el horror
defecando sobre aquel cuyos hijos
se los tragó un cálculo mal hecho.
Campos sembrados con cruces, lápidas,
en donde nunca germinarán las almas.
Quiero una guerra justificada en nada
pero guerra al fin.
Y no un fin de semana fallecido,
borrado en balas
cuyas bajas
superen aquellas de una estúpida guerra.
Enrique Salustiana
IDA GRAMCKO / COMPAÑÍA
COMPAÑÍA
Hay niños mudos en el mundo.
Hay niños ciegos en el mundo.
Hay niños sordos en el mundo.
No todos los niños pueden tener palabras, paisajes y
campanas sonando. Entonces, hay que detenerse un momento,
dejar el juego, el balón, el bullicio, y contemplar las
montañas, el mar, el oro del maíz para que se produzca
en nosotros un cálido silencio comprensivo.
Y hay que extender la mano suavemente, colocar un regalo
-no importa la envoltura ni el color del juguete-,
colocar un regalo sedoso o tintineante entre sus manos.
Y hacerlo con ternura. Inventaremos la caricia.
Así, habremos acompañado a esos niños.
IDA GRAMCKO
Quehaceres, conocimientos, compañías (1973)
CADA POEMA / ALVARO MUTIS
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CADA POEMA
Cada poema un pájaro que huye
del sitio señalado por la plaga.
Cada poema un traje de la muerte
por las calles y plazas inundadas
en la cerca letal de los vencidos.
Cada poema un paso hacia la muerte
una falsa moneda de rescate,
un tiro al blanco en medio de la noche
horadando los puentes sobre el río,
cuyas dormidas aguas viajan
de la vieja ciudad hacia los campos
donde el día prepara sus hogueras.
Cada poema un tacto yerto
del que yace en la losa de las clínicas.
un ávido anzuelo que recorre
el limo blando de las sepulturas.
Cada poema un lento naufragio del deseo,
un crujir de los mástiles y jarcias
que sostienen el peso de la vida.
Cada poema un estruendo de lienzos que derrumban
sobre el rugir helado de las aguas
el albo aparejo del velamen.
Cada poema invadiendo y desgarrando
la amarga telaraña del hastío.
Cada poema nace de un ciego centinela
que grita al hondo hueco de la noche
el santo y seña de su desventura.
Agua de sueño, fuente de ceniza,
piedra porosa de los mataderos,
madera en sombra de las siemprevivas,
metal que dobla por los condenados,
aceite funeral de doble filo,
cotidiano sudario del poeta,
cada poema esparce sobre el mundo
el agrio cereal de la agonía.
ALVARO MUTIS
CADA POEMA
Cada poema un pájaro que huye
del sitio señalado por la plaga.
Cada poema un traje de la muerte
por las calles y plazas inundadas
en la cerca letal de los vencidos.
Cada poema un paso hacia la muerte
una falsa moneda de rescate,
un tiro al blanco en medio de la noche
horadando los puentes sobre el río,
cuyas dormidas aguas viajan
de la vieja ciudad hacia los campos
donde el día prepara sus hogueras.
Cada poema un tacto yerto
del que yace en la losa de las clínicas.
un ávido anzuelo que recorre
el limo blando de las sepulturas.
Cada poema un lento naufragio del deseo,
un crujir de los mástiles y jarcias
que sostienen el peso de la vida.
Cada poema un estruendo de lienzos que derrumban
sobre el rugir helado de las aguas
el albo aparejo del velamen.
Cada poema invadiendo y desgarrando
la amarga telaraña del hastío.
Cada poema nace de un ciego centinela
que grita al hondo hueco de la noche
el santo y seña de su desventura.
Agua de sueño, fuente de ceniza,
piedra porosa de los mataderos,
madera en sombra de las siemprevivas,
metal que dobla por los condenados,
aceite funeral de doble filo,
cotidiano sudario del poeta,
cada poema esparce sobre el mundo
el agrio cereal de la agonía.
ALVARO MUTIS
JAMMING TOTAL
Todo
indica que permutamos.
En
compases disonantes,
dentro
de ciertas abreviaturas,
cuyas
fórmulas ahíncan
los
pliegues del deseo.
Somos
piezas en el juego de las ganas.
Semblantes
ajustados a capricho.
Ecuaciones
evanescentes
en
el flujo de los sexos.
Sí,
permutamos
en
el mercado feroz de los espejos.
DMargot Baptista
***
Ciudades
Los abrazos que duermen y que son ciudades
No obstante el oscuro disfavor del molde seco
Los perdones blancos imitan curvas para vagar al filo
En la fatiga pan salado del olvido en delación y cienteatros
Los otros
Los pellejos húmedos frente a la sala vacía
Aplanan la memoria que cae al lago en el que las cámaras
Te participan que fuiste
Invitado de hurto
De pasillo iluminado
Abrazos dormidos que son ciudades
Afilando al socaire los pomos y las bicicletas quemadas de risas
Sin raíz
Al jornal llevar lumbre para ofrecer a boca y encierro
Distraer el miedo que te compra la habitación antes determinar la feria
Insolación debajo un toldo
Descuida la borda
En la palabra para disminuir en el tiempo
Porque
Los abrazos que duermen y que son ciudades
Aparejan el bronce
Que es acuerdo
Y el rejón
Joaquín Ortega
***
COBARDIA
Desamar es un destierro
Rafael Cadenas
El estruendo
y de súbito el desierto.
El cuerpo se abre y se cierra
como un acordeón mudo.
Desamamos torturándonos.
Los cobardes deberíamos morir.
Cinzia Ricciuti
***
miro tus manos
dos animales aturdidos
sobre la paz rabiosa de tu carne
las miro
insistente quietamente
suben y bajan con regularidad
como si sólo de ellas
dependiera el compás
de tu respiración
el ritmo que hace
más espesa la noche
duermes
con furia
como si no tuvieras más nada
duermes
hasta que es otra
la que sueña
hasta que tus sueños
ya no te pertenecen
bajo tus párpados
queda solamente
agua estancada
una edad que perdió
todos sus pasos
antes de llegar
entonces
me alarmo
porque empiezo a comprender
sin quererlo
que nada más conozco esta patria
de tu cuerpo hendido
por la paz mineral
de la madrugada
Adalber Salas Hernández
(Poema XIV de la parte III del libro inédito Heredar la tierra.)
***
No sé amar y por eso me tambalean los poros, la humedad desfallece y las margaritas dobles, no superan la calle, el laberinto, el punto de fuga en la boca y no soy buena en geometría.
No sé amar, en este destino que une y desune, que no da tiempo para escampar en la esquina de una mirada ceñida al más impropio de los deseos.
No, no sé de amar, porque no puedo partirme entre todo lo que quisiera descubrir en alguien, sin sentirme culpable por haberme perdido otra vez de mí.
No puedo amar, porque la caricia cesa, porque la paciencia no sé dosificarla, porque me abruman los abrazos, porque no sé salir de ellos y los platos, querido, los platos de la cena, deben estar en su lugar, limpios, secos, por orden, tamaños.
No sé si pueda amar, porque ya no quiero mascotas que me distraigan mientras espero, porque no sé qué hice con el silencio para fundar el desamor.
No quiero amar porque los tangos son la tristeza y a mi madre la vi llorar con un disco de esos, mientras le daba hueca voz a todas las soledades posibles que cantaba ese señor que también murió seguramente de amor.
No, no necesito estar cerca de un amante, porque altera el centro: ese largo alambre del que no me sale un corazón.
No me permito amar con cordura, porque quiero estar siempre en algún siempre, en el que no me toquen las sentencias de los arboles encendidos
y decididamente, aunque las venas duelan, yo, amor, prefiero abandonarte antes.
Daniela Jaimes Borges
***
CUM
Hoy, en el abrazo en el natural rincón del deseo la mano con la mano con la ternura con arrebato con un sueño y con otro con angustia con desasosiego con la calma con la ruptura con torbellino en la cama con la ropa con miedo contigo con sin-ti y con miedo con incertidumbre con dolor con esperanza como un quejido como un niño con silencio con resignación con rabia con poesía con o sin ella con búsqueda con la mirada sobre la mirada con la boca sobre la boca pronunciando la palabra perdón con arrepentimiento con vergüenza con locura con un grito con los labios rozando amor
Héctor Vera
***
De Finales
Hay amores malos
pero lo peor del amor es cuando termina
cuando te crucificas en una habitación ventilada
comes puré de reproches con sardinas
y descansas sobre el cadáver de deseos amputados
Lo malo del después, son los despojos
la ternura embalsamada
el mañana tránsfuga
los teléfonos que hablan con los ojos
la sangre espesa sin urgencias
ni dueño
Es ingrato encarar la casa
comer solo
remendar las virtudes que quedaron
condenar a la hoguera los archivos
Lo peor del amor es cuando pasa
cuando al punto final, no le siguen dos puntos suspensivos
Karla Castro B
***
No me otorgues
la realidad de tu mirada
Huye de mis ojos
disuélvete sal sobre mi piel
deja que te respire
acaricia mis sentidos con tu voz
hazte palabra
sí
hazte palabra
Hernán Zamora
***
El Dolido
El dolido no entiende por qué le niegan un cuerpo
Sólo recuerda las lunas y los besos bajo la luna
Cuando mira de frente
El dolido sonríe y te muestra en sus ojos otros planetas
quiere correrte de su mundo pero no puede
El dolido es paciente hasta que lo desea
luego aprieta sus dientes y no abre más la boca
a menos que sea para decir sequía
Todos lamentamos la pérdida de un dolido
El paso de sus años por colchones ajenos
No haber hilado un orgasmo contra su cuerpo
Que finalmente
estire la mano para decir adiós.
Gabriela Rosas
***
Nadja, anoche una lengua risueña y gigante nos quitó el aire; cerrada sobre nosotros, fue coronación de nuestro milagro compartido: acabar con las horas, sembrados en una esquina del mundo, había que levantar un círculo de fuego mientras la corriente encrespada – ¿recuerdas?– iba rebasando las rodillas: queríamos ganarle una batalla al olvido y juntarnos con el paisaje: nos desdecimos en un nudo de sábanas, fuga de la trampa del instante, ola que te busca en una postal incierta.
Alejandro Sebastiani
***
lost in translation
me dices que prefieres un hotel
porque en mi casa harías nido
después de insistir
en una cama doble
refugiamos este amor de la intemperie
tras un cartelito de do not disturb
la camarera que entiende
lo ignora cada vez
por un instante somos un trío
corres la cortina para hacer las noches y los días
y vas trayendo ramas
hierba
hojas
barro
Ruth Hernández Boscán
***
MI SOMBRA
Me asombro
de mi sombra.
Se despega vuela se pega baila seduce
besa arde toca fondo
cae descansa se viste
regresa infiel
la perdono.
Me asombro
de mi sombra.
Su quietud su soledad la sumisión
a mis pies su destino
de sombra su cuerpo
mi cuerpo.
Hildegar Acosta
***
CIMIENTOS DE AIRE
Hoy hacemos el amor
ya no hay brevedad en la cintura
se apresura el paso
los dedos de cada noche
extravían el camino
los gemidos blasfeman
La nostalgia busca el abrazo
pero son ajenos los cuerpos
que en silencio yacen
porque a veces
el adiós
nos llega tarde
Georgina Ramírez
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