domingo, 3 de febrero de 2013

CLUB ATLÉTICO DE POETAS

Club, porque nos interesa la idea de reunirnos por una pasión común en un espacio libre, donde manifestar nuestras opiniones artísticas, literarias o simplemente relacionarnos desde una mirada poética.

Atlético, porque el arte y la poesía son un ejercicio, una práctica. No son simples iluminaciones o inspiraciones que vienen y van, sino que requieren un trabajo, constancia, dedicación. Entonces Un Club Atlético en el cual ejercitar tanto la creatividad como el oído, a partir de la experiencia artística.

de Poetas, porque creemos que la poesía está en todas partes, no como un género literario, sino como una forma de mirar e interpretar la vida. Hay poesía en la literatura, en la música, en el canto, en las fotos, en el cine, en el teatro, en una pintura o en una danza, cuánto mas en todo lo que nos rodea, si sabemos mirarlo.


Por eso Club Atlético de Poetas abre su espíritu a todos aquellos que se sientan atraídos por esta propuesta.

PARADA POÉTICA


CADÁVER EXQUISITO JAMMING ERRANTE





Se remueven las emociones
Busco un Náhuatl  en las entrañas del tiempo
con la punta del lápiz
Sí, lo sé, sobre mí caerá un atardecer
El ajedrez de tu pecho se llora
y van ciegas las nubes, como barcas perdidas y la muerte del mundo cae sobre mi vida
No sé, tal vez, la herida vino y dijo lo que sin saber no podíamos escuchar ó
la palabra: principio y fin
perdida, pérfida, perdigón
están, ir, venir, sentir
busca en estas paredes tu palabra
envuelta en desnudo
vibrante, la miel viene a mis labios
cayendo por treguas inexistentes
y entonces me encontró la neblina
un pájaro que insiste en la cintura, levanta vuelo


Nota: Cadáver exquisito construido la noche del jueves 31 de mayo en el Ateneo de Caracas, por los poetas participantes y público en general



I 



Espero al poema 

como aguardo el placer al inicio de la cópula, 

lentísimo, fértil. 



Espero al poema atisbando su llegada 

en el ápice mismo donde cruje 

y levanta las alas. 



Espero al poema adviniéndome,

pulsándome desde el vacío mental, 

demorándose bajo la red de mis nervios 

inmóviles como la página blanca

que me arde en los labios. 



Espero el poema, su olor difícil 

en la pulpa del deseo, 

su ráfaga entre las grietas de la atención, 

su pausa virgen que la letra goza. 



Espero al poema con los ojos de mi madre, 

ávidos desde la muerte. 





Armando Rojas Guardia 

La nada vigilante 











PARTE / ENRIQUE SALUSTIANA


PARTE

Quiero un guerra con muertos,
fragmentos humanos,
vísceras.
Con misiles,
aviones bombarderos, 
minas, metrallas.

Quiero dos bandos y sus aliados.

Soldados mutilados,
degustados sin aliento
por las moscas,
los perros,
los gusanos.

Quiero un festín de llantos putrefactos.
Ciudades devastadas,
selladas por las costras
cuyo coro ruega clemencia 
ante el exceso.

Quiero el horror
defecando sobre aquel cuyos hijos
se los tragó un cálculo mal hecho.

Campos sembrados con cruces, lápidas,
en donde nunca germinarán las almas.

Quiero una guerra justificada en nada
pero guerra al fin.
Y no un fin de semana fallecido,
borrado en balas
cuyas bajas
superen aquellas de una estúpida guerra.


Enrique Salustiana
 La Parad

IDA GRAMCKO / COMPAÑÍA


COMPAÑÍA

Hay niños mudos en el mundo.
Hay niños ciegos en el mundo.
Hay niños sordos en el mundo.
No todos los niños pueden tener palabras, paisajes y
campanas sonando. Entonces, hay que detenerse un momento,
dejar el juego, el balón, el bullicio, y contemplar las
montañas, el mar, el oro del maíz para que se produzca
en nosotros un cálido silencio comprensivo.
Y hay que extender la mano suavemente, colocar un regalo
-no importa la envoltura ni el color del juguete-,
colocar un regalo sedoso o tintineante entre sus manos.
Y hacerlo con ternura. Inventaremos la caricia.
Así, habremos acompañado a esos niños.

IDA GRAMCKO

Quehaceres, conocimientos, compañías (1973)
 La Parada Poética   No hay 

CADA POEMA / ALVARO MUTIS

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CADA POEMA

Cada poema un pájaro que huye
del sitio señalado por la plaga.
Cada poema un traje de la muerte
por las calles y plazas inundadas
en la cerca letal de los vencidos.
Cada poema un paso hacia la muerte
una falsa moneda de rescate,
un tiro al blanco en medio de la noche
horadando los puentes sobre el río,
cuyas dormidas aguas viajan
de la vieja ciudad hacia los campos
donde el día prepara sus hogueras.
Cada poema un tacto yerto
del que yace en la losa de las clínicas.
un ávido anzuelo que recorre 
el limo blando de las sepulturas.
Cada poema un lento naufragio del deseo,
un crujir de los mástiles y jarcias
que sostienen el peso de la vida.
Cada poema un estruendo de lienzos que derrumban
sobre el rugir helado de las aguas
el albo aparejo del velamen.
Cada poema invadiendo y desgarrando
la amarga telaraña del hastío.
Cada poema nace de un ciego centinela
que grita al hondo hueco de la noche
el santo y seña de su desventura.
Agua de sueño, fuente de ceniza,
piedra porosa de los mataderos,
madera en sombra de las siemprevivas,
metal que dobla por los condenados,
aceite funeral de doble filo,
cotidiano sudario del poeta,
cada poema esparce sobre el mundo
el agrio cereal de la agonía.

ALVARO MUTIS


JAMMING TOTAL



Todo
indica que permutamos.
En
compases disonantes,
dentro
de ciertas abreviaturas,
cuyas
fórmulas ahíncan
los
pliegues del deseo.

Somos
piezas en el juego de las ganas.
Semblantes
ajustados a capricho.
Ecuaciones
evanescentes
en
el flujo de los sexos.

Sí,
permutamos
en
el mercado feroz de los espejos.

DMargot Baptista

***

Ciudades

Los abrazos que duermen y que son ciudades

No obstante el oscuro disfavor del molde seco

Los perdones blancos imitan curvas para vagar al filo

En la fatiga pan salado del olvido en delación y cienteatros

Los otros

Los pellejos húmedos frente a la sala vacía

Aplanan la memoria que cae al lago en el que las cámaras

Te participan que fuiste 

Invitado de hurto 

De pasillo iluminado

Abrazos dormidos que son ciudades

Afilando al socaire los pomos y las bicicletas quemadas de risas

Sin raíz

Al jornal llevar lumbre para ofrecer a boca y encierro

Distraer el miedo que te compra la habitación antes determinar la feria

Insolación debajo un toldo

Descuida la borda

En la palabra para disminuir en el tiempo

Porque 

Los abrazos que duermen y que son ciudades

Aparejan el bronce 

Que es acuerdo 

Y el rejón

Joaquín Ortega

***
COBARDIA

Desamar es un destierro
Rafael Cadenas

El estruendo
y de súbito el desierto.

El cuerpo se abre y se cierra
como un acordeón mudo.

Desamamos torturándonos.
Los cobardes deberíamos morir.

Cinzia Ricciuti

***
miro tus manos

dos animales aturdidos
sobre la paz rabiosa de tu carne

las miro
insistente quietamente

suben y bajan con regularidad
como si sólo de ellas 
dependiera el compás
de tu respiración

el ritmo que hace
más espesa la noche

duermes
con furia

como si no tuvieras más nada

duermes 
hasta que es otra
la que sueña

hasta que tus sueños
ya no te pertenecen

bajo tus párpados
queda solamente
agua estancada

una edad que perdió
todos sus pasos 
antes de llegar

entonces
me alarmo

porque empiezo a comprender
sin quererlo

que nada más conozco esta patria
de tu cuerpo hendido
por la paz mineral
de la madrugada

Adalber Salas Hernández
(Poema XIV de la parte III del libro inédito Heredar la tierra.)


***
No sé amar y por eso me tambalean los poros, la humedad desfallece y las margaritas dobles, no superan la calle, el laberinto, el punto de fuga en la boca y no soy buena en geometría.

No sé amar, en este destino que une y desune, que no da tiempo para escampar en la esquina de una mirada ceñida al más impropio de los deseos.

No, no sé de amar, porque no puedo partirme entre todo lo que quisiera descubrir en alguien, sin sentirme culpable por haberme perdido otra vez de mí.

No puedo amar, porque la caricia cesa, porque la paciencia no sé dosificarla, porque me abruman los abrazos, porque no sé salir de ellos y los platos, querido, los platos de la cena, deben estar en su lugar, limpios, secos, por orden, tamaños.

No sé si pueda amar, porque ya no quiero mascotas que me distraigan mientras espero, porque no sé qué hice con el silencio para fundar el desamor.

No quiero amar porque los tangos son la tristeza y a mi madre la vi llorar con un disco de esos, mientras le daba hueca voz a todas las soledades posibles que cantaba ese señor que también murió seguramente de amor.

No, no necesito estar cerca de un amante, porque altera el centro: ese largo alambre del que no me sale un corazón.

No me permito amar con cordura, porque quiero estar siempre en algún siempre, en el que no me toquen las sentencias de los arboles encendidos

y decididamente, aunque las venas duelan, yo, amor, prefiero abandonarte antes.

Daniela Jaimes Borges

***
CUM

Hoy, en el abrazo en el natural rincón del deseo la mano con la mano con la ternura con arrebato con un sueño y con otro con angustia con desasosiego con la calma con la ruptura con torbellino en la cama con la ropa con miedo contigo con sin-ti y con miedo con incertidumbre con dolor con esperanza como un quejido como un niño con silencio con resignación con rabia con poesía con o sin ella con búsqueda con la mirada sobre la mirada con la boca sobre la boca pronunciando la palabra perdón con arrepentimiento con vergüenza con locura con un grito con los labios rozando amor

Héctor Vera

***
De Finales

Hay amores malos
pero lo peor del amor es cuando termina
cuando te crucificas en una habitación ventilada
comes puré de reproches con sardinas
y descansas sobre el cadáver de deseos amputados
Lo malo del después, son los despojos
la ternura embalsamada
el mañana tránsfuga 
los teléfonos que hablan con los ojos
la sangre espesa sin urgencias
ni dueño
Es ingrato encarar la casa
comer solo
remendar las virtudes que quedaron
condenar a la hoguera los archivos
Lo peor del amor es cuando pasa
cuando al punto final, no le siguen dos puntos suspensivos

Karla Castro B
***

No me otorgues
la realidad de tu mirada

Huye de mis ojos

disuélvete sal sobre mi piel
deja que te respire
acaricia mis sentidos con tu voz
hazte palabra


hazte palabra

Hernán Zamora
***

El Dolido

El dolido no entiende por qué le niegan un cuerpo

Sólo recuerda las lunas y los besos bajo la luna
Cuando mira de frente

El dolido sonríe y te muestra en sus ojos otros planetas
quiere correrte de su mundo pero no puede

El dolido es paciente hasta que lo desea
luego aprieta sus dientes y no abre más la boca
a menos que sea para decir sequía

Todos lamentamos la pérdida de un dolido
El paso de sus años por colchones ajenos
No haber hilado un orgasmo contra su cuerpo

Que finalmente
estire la mano para decir adiós.


Gabriela Rosas
***

Nadja, anoche una lengua risueña y gigante nos quitó el aire; cerrada sobre nosotros, fue coronación de nuestro milagro compartido: acabar con las horas, sembrados en una esquina del mundo, había que levantar un círculo de fuego mientras la corriente encrespada – ¿recuerdas?– iba rebasando las rodillas: queríamos ganarle una batalla al olvido y juntarnos con el paisaje: nos desdecimos en un nudo de sábanas, fuga de la trampa del instante, ola que te busca en una postal incierta.

Alejandro Sebastiani
***

lost in translation

me dices que prefieres un hotel
porque en mi casa harías nido



después de insistir
en una cama doble
refugiamos este amor de la intemperie
tras un cartelito de do not disturb

la camarera que entiende
lo ignora cada vez

por un instante somos un trío

corres la cortina para hacer las noches y los días
y vas trayendo ramas
hierba
hojas
barro



Ruth Hernández Boscán
***

MI SOMBRA

Me asombro 

de mi sombra.


Se despega vuela se pega baila seduce

besa arde toca fondo 

cae descansa se viste

regresa infiel 



la perdono.



Me asombro 

de mi sombra.


Su quietud su soledad la sumisión 

a mis pies su destino 

de sombra su cuerpo 



mi cuerpo.


Hildegar Acosta

***
CIMIENTOS DE AIRE


Hoy hacemos el amor

ya no hay brevedad en la cintura
se apresura el paso

los dedos de cada noche
extravían el camino

los gemidos blasfeman

La nostalgia busca el abrazo

pero son ajenos los cuerpos
que en silencio yacen

porque a veces
el adiós
nos llega tarde

Georgina Ramírez

lunes, 7 de enero de 2013

 MIYÓ VESTRINI (1938-1991)
Miyó Vestrini nació en Francia en 1938 como Marie-Jose Fauvelles y emigró siendo niña a Venezuelna mayor.
   Miyó Vestrini nació en Francia en 1938 como Marie-Jose Fauvelles y emigró siendo niña a Venezuela, con su madre, el segundo marido de ésta, el escultor italiano Vestrini, y su hermana mayor.
   El desgarro entre la cultura latinoamericana y la francesa aparece en su obra de la mano siempre de la ríspida voz materna, cuya idiosincrasia “Marie Claire” pronto se transforma en lo más repudiado por la joven escritora.
Desde muy joven se dedicó al periodismo cultural, y en los años sesenta formó parte del grupo Apocalipsis de Maracaibo, el Techo de la Ballena y la República del Este, entre otros. Dirigió la página de arte del diario El Nacional y también la revista Criticarte. Mereció en dos oportunidades el Premio de Periodismo (1967 y 1979). Más tarde trabajó como guionista en la fuerte industria televisiva de Venezuela.
   Era una magistral entrevistadora. Bajo esa modalidad escribió un libro sobre el fecundo escritor Salvador Garmendia, uno de sus más próximos y viejos amigos. Salvador Garmendia, pasillo de por medio (1994) es al mismo tiempo una suerte de compleja autobiografía que editó póstumamente Grijalbo.
   Publicó también Las historias de Giovanna (1971), El invierno próximo (1975) y Pocas virtudes (1986), tres poemarios que la colocaron entre las voces incuestionables de Venezuela.
   Al suicidarse en 1991, dejó inéditos dos libros, Valiente ciudadano (poesía) y Ordenes al corazón (cuentos cuya segunda edición acaba de publicar Blanca Pantin Editora). Ambos libros expresan en dos registros formales distintos las mismas dolorosas vivencias.
   Fue una mujer intensa y directa, y así es su poesía, una experiencia tensa y casi explosiva.
   Si su poética tiene un importante sesgo narrativo, su prosa es densa y magnífica, se mueve en varios niveles conflictivos, y su clave, polifónica, hay que buscarla en la poesía. De manera que ambos géneros se bordean o, como espejos, reflejan el mismo carácter despojado y agreste, la misma lúcida y audaz escritura, la misma biografía cargada de dolor, dolor que la autora aborda con, a veces, ríspida ironía
Miyó Vestrini nació en Francia en 1938 como Marie-Jose Fauvelles y emigró siendo niña a Venezuela, con su madre, el segundo marido de ésta, el escultor italiano Vestrini, y su hermana mayor.
   El desgarro entre la cultura latinoamericana y la francesa aparece en su obra de la mano siempre de la ríspida voz materna, cuya idiosincrasia “Marie Claire” pronto se transforma en lo más repudiado por la joven escritora.
Desde muy joven se dedicó al periodismo cultural, y en los años sesenta formó parte del grupo Apocalipsis de Maracaibo, el Techo de la Ballena y la República del Este, entre otros. Dirigió la página de arte del diario El Nacional y también la revista Criticarte. Mereció en dos oportunidades el Premio de Periodismo (1967 y 1979). Más tarde trabajó como guionista en la fuerte industria televisiva de Venezuela.
   Era una magistral entrevistadora. Bajo esa modalidad escribió un libro sobre el fecundo escritor Salvador Garmendia, uno de sus más próximos y viejos amigos. Salvador Garmendia, pasillo de por medio (1994) es al mismo tiempo una suerte de compleja autobiografía que editó póstumamente Grijalbo.
   Publicó también Las historias de Giovanna (1971), El invierno próximo (1975) y Pocas virtudes (1986), tres poemarios que la colocaron entre las voces incuestionables de Venezuela.
   Al suicidarse en 1991, dejó inéditos dos libros, Valiente ciudadano (poesía) y Ordenes al corazón (cuentos cuya segunda edición acaba de publicar Blanca Pantin Editora). Ambos libros expresan en dos registros formales distintos las mismas dolorosas vivencias.
   Fue una mujer intensa y directa, y así es su poesía, una experiencia tensa y casi explosiva.
   Si su poética tiene un importante sesgo narrativo, su prosa es densa y magnífica, se mueve en varios niveles conflictivos, y su clave, polifónica, hay que buscarla en la poesía. De manera que ambos géneros se bordean o, como espejos, reflejan el mismo carácter despojado y agreste, la misma lúcida y audaz escritura, la misma biografía cargada de dolor, dolor que la autora aborda con, a veces, ríspida ironía. “Lenguaje directo, descarnado, alejado con intención de toda metáfora: economía de palabras que muchas veces puede proporcionarle al texto una gran dosis de cinismo”, afirma Silda Cordiolani, al prologar sus cuentos.

Testamento es un texto extenso  y doloroso, que dejó sobre la mesa tras su muerte. 
Este fragmento, así, amputado del resto y sin saber de él...parece un poema, es un poema.


Miyó nunca creyó en la importancia de su poesía (“Pienso que dejar un libro no le interesa a nadie” “(Vestrini en Díaz, 2008: 29);  “Un libro no le importa a nadie” y cuando publicó La historia de Giovanna dice: “no pasó nada” . Tampoco creyó en la trascendencia que pudieran tener los grupos de los que formó parte: “No creo que mi generación le interese a nadie” 

TESTAMENTO

Te preguntan,/¿a quién dejarás tus cosas cuando mueras?/Entonces miré
mi casa/ y sus objetos./no había nada que repartir,/salvo mi olor a rancio./Y
la rata./Ésa que permaneció hostil y silenciosa,/esperando que ocurriera./
Inútil darle de comer/y suavizar su cama con jabón azul./La esperé cada
noche,/ansiosa de ver cómo sus largos bigotes/dejarán de esconder los
dientes puntiagudos y depredadores./Allí estuvo,/mirada astuta/y silencio
de esfinge,/esperando que mi sangre corriera./Vana espera./La muerte llegó
de adentro/por primera vez, calmada y definitiva./Escribí en la pared su
nombre,/para que el último golpe de sol,/a eso de las diez de la mañana,/
pusiera sombra en mi testamento:/“La rata no permitió que viera la primavera”./
Después de muerta/hice la lista./Una cena en el mejor restaurante/para Ángeles y Carlos./ Mis libros, mis inéditos guiones para José
Ignacio./Mis sueños para Ibsen./Mi tarjeta Abra para Ybis./Mi carro para
Alberto./Mi cama matrimonial para Mario./Mi memoria para Salvador./Mi
soledad para la Negra./Mis discos de Ismael Rivera para la Negra./Mis
poemas titulados “Granada en la boca” para la Negra./Mi dolor de adolescente y madre, 
para Pedro./Mis cenizas, para Ernesto./ Mi risa para
Marina./La noche anterior,/le había dicho a Ángeles y a Carlos,/si no puedo
dormir,/escogeré la muerte./El pernil de cordero estaba tan sabroso/que no
me hicieron mucho caso./Recuerdo que en una esquina de Chacao,/ella me
abrazó y le dije,/el próximo viernes los invito yo./Su cabello corto/
y su felicidad por habérselo cortado,/me hizo entender que no era yo la apaciguada
madre de Carlos./Apoyé mi mejilla sobre su hombro./Fue algo de
segundos,/pero sentí que con la tijera sobre su melena,/algo se había ido./
Algo que no llevaba su nombre,/rondaba ahora las noches de insomnios y alcohol/
en el barrio de la familia./Morirse deliberadamente,/requiere de
tiempo y paciencia./Evocas la muerte gratuita de un hijo,/cosa que a ti
nunca te sucedió./La pérdida de objetos/y el silencio de una casa devastada,/
tampoco te sucedió./El dedo feroz de un enemigo señalándote/como un
ser despiadado./Pasa pero no es mortal./Dos partos,/diez abortos/y ningún
orgasmo./Una buena razón./El silencio de tu compañero cuando le preguntas,/
¿por qué ya no me quieres?/¿Qué hice?/¿En qué fallé?/Y luego el
recorrido por aquellos espacios silenciosos/y vacíos,/con tu presencia
encorvada,/torpe./Constatas que no hay jabón para lavar/ni favor para
planchar/y a lo mejor/esas naranjas están podridas/Entonces recuerdas/una
terraza a las siete de la mañana,/sobre el mar,/y alguien diciéndote,/le
tengo miedo a las alturas/pero te amo./Y luego,/el regreso a la ciudad/y
la mazacumba de un hombre desnudo y alegre./Piensas de nuevo en lo
deliberado./No es azar./No es venganza./Es tu mano/ de palma sudada,/ 
tocando su muslo./Remontando un poco más/y recordando el desasosiego de
tu compañero,/ por la penumbra maloliente/de tu placer./Siempre hay un
antes/antes de morir./Antes,/quiero comerme unos tortellinis a la crema./O
tomarme un trago de Tanqueray./O que me abracen con manos fuertes./ O,
como dice, Caupolicán,/que me pongan en presencia de Maiquetía,/la ciudad
más hermosa de este país./La deliberación entorpece la muerte./ Nadie,/
que yo conozca/ha deliberado sobre su desaparición

Hanni Ossott nació en Caracas el 14 de febrero de 1946. Quedó huérfana de madre cuando sólo tenía tres años de edad (pérdida que despertó en ella una gran sensibilidad y una fuerte devoción espiritual. Se desempeñó como profesora de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (institución donde ella se había licenciado tiempo antes), fue crítica de arte y traductora de poetas como Rainer María Rilke, D.H. Lawrence y Emily Dickinson.
Entre sus publicaciones podemos mencionar los títulos Hasta que llegue el día y huyan las sombras, El reino donde la noche se abre, Plegarias y penumbras, Cielo, tu arco grande, Casa de agua y de sombras y El circo roto.
Obtuvo los Premios Nacionales de Poesía José Antonio Ramos Sucre y Lazo Martí y, en 1988, fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC).
Hanni Ossott falleció el 31 de diciembre de 2002 tras pasar varios años recluída en una casa de reposo.

EL HORNO
El horno es un estuche, un vientre secreto
una madre mecánica que manejo con mis fuegos y mi apetencia
Lo obligo a encender sus paredes
lo gradúo
Le digo: abrasa a tu presa
quema su superficie
ablanda su centro
Le digo: trescientos grados… y su pasión obedece
Amante sólo amante suda fuegos y se deja
invadir por el aroma se deja
regar por los desbordes de aquello que quema.

No es un ángulo
ni se abisma en su centro como una esfera Es
sólo caja de calor
alma no circular cuyos ritmos determino.

El horno es una hechura
un preludio
una red, una trampa
el centro de la casa y de la farsa

Por él la saciedad, el olvido, el sueño, la
embriaguez Ronca el horno y no lo sabe apaga vigilias
y luces
quema la presa aniquila al comensal

Se fuga el animal, se hunde un diálogo en la noche
se entibian las razones el horno se enfría
quedan manchas, huellas de la cena

Los hombres recogen sus abrigos y un cuaderno ahí, una cosa…
Cae
melancólico el sopor.

Es el trabajo del horno impuesto a la fiesta el
rigor del horno
exacto regular
implacable adormidera mecánica
calidez
vientre de la casa
secreto de abuela de hierro y de rejillas.

La reja es otra cosa
y otra el dibujo de la reja
otra y más honda, secreta, es mi división

Y ese invitado, ¡fuera!
¡si no fuese por mis rejas,
la casa
el otro horno que aquí quema!


ALMA
Cerca del peligro, plenamente disponible
-el alma
Entre corrientes, avanzando ciega
Colocada entre lo infernal y la quietud.

Hay una tempestad que arranca el tronco y lo arrastra
Hay una escisión en ascenso desde lo hondo
una marea, un hervor vuelve, regresa
allí para la paz
aquiétate
sé una sola mirada hundida en el ámbito la
mañana, lo claro del comienzo
o la fragua del día
Sé esta única unidad cotidiana
no lo separado
no lo marcado por la diferencia


LA NOCHE Y LA LUZ
La Noche se va haciendo en mí
profunda
revocable como una estación
La oscura esfera de lo oscuro
ha inundado mi ámbito
y se cierra como el beso de dos cúpulas
Ya yo no sé cuál es mi fondo Soy ahora
noche entera
Conservo palabras
pero hoy
ellas no son lo suficientemente diurnas no
pueden guiarme no son linterna
ni lamparita de media noche
Pienso en Delfos, debo recordar Delfos
cóncava
iluminada
abierta

Debo pensar en el espacio más luminoso del mundo
Delfos, lugar nocturno hecho luz
Es preciso
es preciso realizar de la Noche la Luz


ES KLINGT EIN LIED IN MIR
 A Eugen Ossott
Los muertos son estrellas
profundas estrellas enclavadas corno
centros de luz
en el ámbito de la Noche que aparece en nosotros
-Dolorosa

Los muertos son fulgor de permanencia
la Tierra prolongándose infinita infinita en
la lejanía de un astro que desea y se mantiene
como un acto de amor acto entre estrella y
planeta altísima conjunción
acto entre hombre y estrella

Los muertos son puntos brillantes manchas de retención
entre el oscuro mar que habito,
alta y elevada guía cuyo reino es
la fe
el pacto intuitivo entre hombres y astros y el
sol, el centro que nunca sabremos pacto
indecible…

Los muertos son las dolorosas y solitarias
estrellas que no sabemos decir ya Raras,
extrañas
nos dicen diariamente
nos cuidan a destajo
guardianes de nosotros
mudos testigos

Los muertos son la fuente el origen
lo estelar … la razón de una estrella
Son
la violencia a la más profunda mudez
ambos, muerto y estrella, son el ritmo la
propagación del canto ambos la única
música

Suena en mí este canto
Suena en mí esta elegía festiva
honda y altamente
inscrita en sangre piel alma ella me
abona y hace mi tierra
Los muertos son
estrellas.

Los grandes muertos
los perfectos heroicos puros inviolables
e intocables
son constelaciones

Más allá es lo impensable
Ningún hombre puede ser más que una constelación
Ningún hombre merece más que una corona
o un ramo entretejido de laureles

Los hombres muertos son estrellas anónimos
como estrellas imperturbables
haciendo lo que deben iluminar
desde su sacro exitoso fracaso
la honda oscuridad de ser irradiar estériles y
activos arder desde un centro de nada quemar
para que la noche sea visible

Desde aquí, desde mi casa veo mis muertos
plácidos en gira doméstica
En lo extranjero los veo meteoros
lanzados
fuera de quicio

He viajado, me he extraviado
siempre a la sombra de estrellas
a la sombra de mis muertos
vigilan en su fijeza en su continuidad son
el ejemplo
de la altísima armonía
debo seguirlos, debo seguir el compás el
contrapunto de su habla debo escuchar su
luz en mí

Ahora entiendo
sé de estrellas
sé de música y armonía

Me inicio.

La primera trama    
Yo no sabía que la casa de la infancia
me hiriera después
y que sus gasas, sus cortinajes, sus ropajes
se apegaran acumulados
a mi piel interior.

Yo no sabía que debía rasgar esas vestiduras
y dejar hilachas
pedazos
entre el vivir.

Yo no sabía
que había que hacer, y deshacer
como a un tejido
Fiel
a una primera y única trama


La mordida profunda
Hay una mordida profunda
incisiva
en el centro de mi sexo
por la cual yo me erijo como yo misma
y soy,
y poseo y dono.
Regalo mi cuerpo y mi ansia.

Hay una mordida en mí
que doblega al otro
lo arrodilla, lo inclina
por esa mordida se abre un vasto mar de vacíos
vértigos
precipitaciones
abismos

Me cruza una pendiente
me traza un precipicio
en el amor…
y en todas mis secretas junturas
con cuido, con recelo, tú te avienes a mí
y no me sabes.


Ella era bella y de ella aprendí este horror…
¿De qué hablaré hoy?
¿de su rostro?
¿su traje?
¿de sus ojos?
hubo y la vi
una pleamar…
hubo pasado
trajes hermosos colgados en clóset
alcanfor…
y la música
para apaciguar
¿De qué hablaré hoy?
de ustedes?
que no me conocieron?
de ustedes?
que no me conocerán…?
soy sólo hoy un pedazo de luna
el rasgo de una playa
el arañazo de un gato
el beso de uno que se creía violento
y a quien mordí
Ella
era bella.
Y de ella aprendí este horror.


Sólo un cuerpo
A la Nena Palacios
Ahí va la urna
Y yo no tengo lágrimas
Sólo besos
Y un puño alzado, erecto
Por el misterio, por la rabia

También memoria
De danzas
De alegrías
De locura

Oh amor
Te has silenciado
Si hubiese un cielo
Me sentiría feliz
Pero el cielo es una palabra
Un color, unas nubes
Y tú no estás allí…

Somos sólo un cuerpo, una carne, unos ojos
Y esa infinita capacidad de sentir

La paz del Señor y la paz de la Noche
No colman esta pena

¡Cuánto me gustaría bailar desnuda contigo
los Preludios de Chopin

y saltar
para dar gusto a la vida!

Ah, la locura y la muerte,
cómo avergüenzan
son grotescas.


El poema
¿Va escribir esta noche? -Me pregunta la Sra. Carmen
Y yo no sé si voy a escribir.

Yo no sé si el cosmos vendrá a mí
Yo no sé si la serpiente rodeará mi cuerpo
Y me salpicará de su sed
Yo no sé.

La noche está clara
-después de la lluvia
Y mi amor está desperdigado…

Yo no sé si vendrá el poema.
Hay luces, sí
Cantos
Profundo cantos
Hay la humedad la lluvia que llueve desde dentro como mi llanto
De lo profundo y lo hondo
Llueve, llueve.

Edgardo, el fantasma
El novio ya no querido, aparece
Para nada
Como la lluvia
-un ya desconocido
-para nada

Ya indiferente a mí
Llega
Sin interés
A la memoria.


Dios y el poema
Dios
Me quedo todo el tiempo
Ante un poema
Para que salga bien.

Es como una oración
Una invocación


Sólo una ventana
Qué pena
que no llegue el poema
y que el jardín de rosas entreveradas
no esté allí

Qué pena que no haya sido una desazón
y que uno no pueda inventar nada
sino una silla y una aventura
mirando a lo imposible

Rasgaduras, lentitudes, aplazamientos
cuánta soledad
sólo un canto, un aria
lenta

Qué pena
Haber perdido a los hijos, a los hombres
A los caballos
A las libélulas.


El circo roto
-Toda vida es un drama
Rafael Cadenas (en una conversación)
He muerto
he trascendido la muerte
he trascendido la vida
más allá de mí no queda nada
sólo rastrojos
penas

La fiesta se ha apagado
las luces del teatro ya no existen
estoy en la nada
del circo no queda sino un traje raído
cansado
descolorido.

viernes, 21 de diciembre de 2012



A LOS DOCENTES DE LITERATURA:

POR SI ALGUNA VEZ NECESITAN CONSULTAR EL PENSUM DE LA CARRERA DE LETRAS DE LA UCV,



AQUÍ TIENEN ESTE LINK DONDE PUEDEN DESCARGARLO...

http://www.ucv.ve/fileadmin/user_upload/facultad_humanidades/eletras/documentos/Folleto_2-2011.pdf


ERNESTO YORK

jueves, 31 de marzo de 2011

PENSAMIENTOS


El lenguaje es capaz de transformarse en 
depósito objetivo de vastas acumulaciones 
de significado y experiencia, que se pueden
preservar a través del tiempo y transmitir a
generaciones futuras"


domingo, 27 de marzo de 2011

Estudiantes de Lengua y Literatura del IPREM-SAN JUAN DE LOS MORROS

Atención!!!
Estudiantes de Lengua y Literatura del IPREM-SAN JUAN DE LOS MORROS

Por: Ernesto Ricardo York Hurtado

Los estudiantes de la Upel “Núcleo San Juan de los Morros” cuentan en la Biblioteca “Josefina Seijas” con diversos títulos y ejemplares en el área de Lengua. De allí que, en el caso particular de los cursantes de la especialidad de Lengua y Literatura, se hace necesario informarles que tienen a su disposición en dicha biblioteca distintos textos referentes al área de Lingüística, los cuales han sido escritos por los personajes más importantes en esta disciplina. Entre éstos se encuentran:

“Lingüística General”, “Lenguaje en Textos”, “La Argumentación de la Lengua” e “Historia de la Lingüística” de la editorial española Gredos, también se dispone de un “Manual de Análisis del Discurso”, un título de “Introducción a la Psicolinguística”, uno de “Lingüística Cognitiva” y uno sobre “Conectores de la Lengua Escrita” de editorial Ariel, un  tomo de editorial Ecoe titulado “Semiótica y Lingüística aplicadas al Español”.

Asimismo con relación a la cátedra de Fonética General, dicha biblioteca ofrece el título “Fonética y Fonología” de Enrique Obediente y “Fonética General” del lingüista Hugo Obregón Muñoz.

De tal manera que con esta información se pretende propiciar y fomentar el uso y consulta de los textos especializados de Lingüística. Así como también disminuir la consulta omnipotente del tomo azul de las publicaciones de la Upel titulado “Introducción al Estudio de la Lengua” o del texto morado editado por Fedupel titulado “Lengua Española” por los futuros especialistas en el área de Lengua, quienes necesariamente deben poseer una formación profunda en el área de la Lingüística.